Diagnóstico

  • Evaluación de un médico, en base a criterios específicos
El médico basa el diagnóstico de un trastorno específico de la personalidad en la lista de los rasgos de personalidad (criterios) establecida para cada trastorno según el DSM-5.
Algunas personas con un trastorno de personalidad están angustiadas por su comportamiento y buscan tratamiento de forma activa. Otras, en cambio, no ven ningún problema en su propio comportamiento. Por ello, no tienden a buscar ayuda por sí mismos. En cambio, debido a los problemas y dificultades que genera su comportamiento sobre los demás, pueden ser sus amigos, familiares o incluso los trabajadores sociales los que les impulsan a buscar ayuda profesional.
Cuando las personas con un trastorno de personalidad solicitan ayuda, lo más probable es que el motivo sea aliviar sus síntomas, como la ansiedad, la depresión o el abuso de sustancias, u obtener ayuda para los problemas creados por su trastorno de la personalidad tales como el divorcio, el desempleo, o la soledad y no por la enfermedad en sí. Cuando estos pacientes exponen estos síntomas o problemas, el médico por lo general les hace preguntas para determinar si podría existir un trastorno de la personalidad. Por ejemplo, el médico pregunta al paciente cómo se ve a sí mismo y a los demás, y cómo responde cuando los demás reaccionan de forma negativa a su comportamiento.
El médico sospecha que el paciente sufre un trastorno de personalidad si este
  • Insiste en verse a sí mismo o a otras personas de maneras que difieren de la realidad
  • Describe un patrón inapropiado de pensamientos o conductas que no modifica a pesar de las consecuencias negativas de este tipo de comportamiento
  • Está angustiado por su comportamiento y/o sus consecuencias o es incapaz de funcionar adecuadamente a causa de dicho comportamiento.
Los pensamientos y comportamientos inapropiados pueden afectar al modo en que la persona se ve y se interpreta a sí misma y a los demás, a cómo interactúa con los demás y/o hasta qué punto controla sus impulsos. Tales pensamientos y comportamientos se consideran un trastorno solo si son persistentes (no solo ocurren de vez en cuando) y si la persona los sigue teniendo y haciendo aunque le causen angustia o dificultades en la vida diaria. Además, los pensamientos y comportamientos deben haber comenzado durante la adolescencia o las primeras etapas de la vida adulta, no más tarde.
Para ayudar a confirmar el diagnóstico, el médico puede hablar con los amigos y la familia del paciente con objeto de obtener información adicional. Sin esta ayuda, tanto el médico como el paciente podrían no darse cuenta de la responsabilidad del paciente en la creación de los problemas.

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